miércoles, 22 de septiembre de 2010

"de como nació Chiametlán" (Treceaba parte)



Entonces Tonalli resignada se retiro a sus habitaciones para esperar le llegada de su dueño, aquel hombre que había visto en sus sueños y al cual le había entregado el corazón aun sin conocerlo, argumentando para si que era su dueño y que era descendiente de un antiguo Dios que se había ido prometiendo volver del lugar donde se mete el sol, pues vendría de derrotar a otro Dios enemigo, y que habría de venir del mar a por ella, y ella habría de esperarle, y así fue; en la séptima luna, después de esos acontecimientos, mientras agonizaba su padre sin haber dejado un sucesor en -virtud de que nada serviría-, (pues de cualquier modo, quien le sucediera seria derrocado por el enemigo que llego del mar),.. encerrada como estaba y a punto de la locura, sus ojos de repente esa fría mañana se detuvieron en un punto fijo de la habitación, en dirección a la puerta, vio con ojos desorbitados la llegada del hombre que tanto había soñado; el hombre blanco entro a la habitación y con el, una decena mas, armados con espadas y escopetas y cubiertos de acero, el hombre se arrojo a los pies de Tonalli gritando: “Amada mía, la mujer de mis sueños”, en ese instante, Tonalli supo que el también la había soñado, el hombre se acerco a ella y acaricio su rostro para después fundirse en un abrazo intenso y calido como las playas del río Chiametlán....

Dice la leyenda que el hombre aquel era un hombre de paz y había venido a estas tierras en persecución de su sueño, eso fue algo con lo que coincidió con el gran Xahualt por eso quizás Tonalli se identifico con el, por eso, el se refugio junto a Tonalli en la cueva de la campana , mientras que allá en el vasto territorio totorame sus consanguíneos se dedicaron a destruir pirámides y templos, y mientras esos días pasaban, y ellos hacían el amor, afuera se hacia la guerra, todo era odio y destrucción, los totorames se escandalizaban por las absurdas ideas de los blancos que llegaron del mar, y salían de sus escondites solo para ser ultrajados, pues los que llegaron del mar les obligaban a adorar a un hombre crucificado en un enorme trozo de madera en vez de adorar a un ave de inmensas alas, y si no lo hacían los decapitaban, pues aseguraban que aquel era hijo de Dios y se lo comían en algo que ellos llamaban hostia, y se atrevían a criticar a los acaxees porque se comían a sus prisioneros mas fuertes para tener su fuerza, y pregonaban “no matar” mientras que asesinaban a miles de los habitantes de estas tierras, desde Ixtlan, Mazatlán, Culiacán y quien sabe hasta donde mas, pregonaban “ama a tu prójimo” y destruían sus pertenencias y quemaban sus chozas, “pregonaban “no desees a la mujer de tu prójimo” y violaban a las mujeres y a los hombres...
Dicen que un tal Nuño de Guzmán, fue quien encabezo la barbarie, que mando a reclutar indígenas de toda la región para someterlos y herrarlos como a las bestias y luego, en calidad de esclavos, usarlos para la lucha contra los pueblos de mas al norte dejando el territorio totorame casi vacío, pues de casi trescientas mil personas que lo habitaban quedaron unas mil quinientas y hasta la fecha, en la extensión de tierra que ocupara la gran Chiametlan ahora habitan solo los viejos, y su población decrece conforme pasan los años.

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