martes, 8 de septiembre de 2009

!EL DÍA QUE LLOVIERON RANAS!

(Para leer con el diccionario en la mano)

En una discusión de sobremesa, don Fernando comentó sobre la ocasión en que llovieron ranas en su querido Chametla, el asombre de su esposa y sus hijos ante su descabellado argumento lo dejó sin aliento, Como era posible que no creyeran tal aseveración!? !Por Dios!, si no era el primer lugar ni la primera vez!, pero ¿Pero como demostrarlo?! Ahora si que estaba en verdaderos aprietos; pensando que aquello era un iNfundio, sus hijos se rieron a carcajada batiente, su esposa se aguantó la risa pero le miró con ojos conmiserativos, el pobre se levantó mas que in albis, la situación le pareció mas que una conspiración Judeo-masonico-izquierdista en contubernio con el terrorismo rojo, sin importarles que el fuera el preboste, por eso no se cansó de repetir lo que Diógenes en aquel momento tan desesperado y decepcionante de su vida; "Cuanto mas conozco al hombre mas quiero a mis animales".
Salió del comedor con los ojos inyectados en sangre ante aquella situación tan truculenta, subió las escaleras como un churumbel y se arrinconó en su estudio, encendió su computador y buscó, y buscó y no encontró, pero no importaba, él se sentí tranquilo consigo mismo, porque en Chametla habían llovido ranas, sin embargo ahí sentado se quedó viendo en lontananza a través de la ventana y rascándose la cabeza como si tuviera ptiriasis, entonces meditabundo entró al baño, ablucionó su rostro y salió de su casa con rumbo a la abacería,iba tan encolerizado que en el camino barritó sin importarle qu elos transeúntes le miraran perplejos, por suerte se encontró con Daniel, un amigo bastante barbián que le devolvió el ánimo, éste le invitó un café sugiriéndole que le contara sus cuitas y una vez ahí al calor de la bebida, sintió como si la canícula estuviera en su apogeo, sobretodo le contó a Daniel la razón de su pesar y éste se rió a mas no poder...
Sin ambargo, su amigo, complaciente le echó un verbo catilinario que le iluminó el caletre y recordó que su abuela María Barrón había vivdo esa experiencia, asi es que se despidió de su amigo ya entrada la tarde y fué en busca de su abuela, en el camino, hasta veía chirivitas de la emoción, pero a la vez iba muy cogitabundo pues pensó en la posibilidad de que ella no se acordara y de solo pensar en ello, una dispepsia terrible se adueñó de él y sobretodo porque al llegar a casa sus hijos la emprenderían de nuevo, por lo que mejor optó por desistir. Sin embargo al abrir la puerta sus hijos corrieron emocionados a recibirlo, él permaneció por unos momentos estafermo, pues su abuela estaba ahí contando de viva voz la historia de la lluvia de ranas en Chametla y toda la insidia que guardaba, la metió en un recoveco de su conciencia y sonrió lerdamente porque ya no hacía falta demostrar nada, sus hijos le ofrecieron disculpas y su esposa le plantó un enorme ósculo, eso fue suficiente para saber que no serviría más de mofa a su familia, pues al final su predecesora había demostrado con argumentos válidos que en efecto; !habían llovido ranas en su querido Chametla!