sábado, 25 de agosto de 2012

POR LOS ANDURRIALES DE BOTAIRA...

Esa noche Maura se levantó de puntillas y salió de su dormitorio para dirigirse a la cocina que estaba a unos pasos y que también era de palmas, en Botaira por lo general, las casas estaban hechas de viga, palma y lodo, las había también de otros materiales, pero se acostumbraba tener por lo menos una casa de este estilo para refrescarse en los tiempos del calor intenso que era por lo menos durante siete meses del año, llevaba entre sus brazos a un viejo gato negro, se acercó al nextlinquero y con cuidado y sin pensarlo mucho para no perder el tiempo, se sacó los ojos y los depositó entre la ceniza, luego sacó los del gato de sus cuencas y se los acomodó para poder ver mejor de noche, entonces arrojó al pobre animal en la hornilla que y allí se quedo en espera, mientras Maura buscaba con afán la vieja escoba para montarse en ella y emprender el vuelo, era cosa de rutina, por eso cuando pasaba por encima de la casa de Malú, ella no se asustaba, pues, no era la única que la veía volar sobre los techos del pueblo, la gente vivía esos aconteceres todos los días. Solo que esa noche, cuando la bola de lumbre en la que iba envuelta la susodicha, empezó a apagarse. Algo falló; algún conjuro, o un mal paso provocó que la pobre Maura perdiera vuelo, y antes de salir del pueblo, empezó a tambalearse, tanto, que a pesar de la costumbre tuvo pavor, el pánico se adueñó de ella y empezó a gritar despavorida. Cuando la gente del barrio de la cornucopia se dio cuenta de lo que pasaba, -pues se corrió la voz de que una bruja andaba dando tumbos por el rumbo de la ceiba de la virgen-, los mas atrevidos agarraron machetes y sogas para lo que se pudiera ofrecer, pues los había especialistas en cacería de brujas –en el estricto sentido de la frase-, entonces ya descalzos por la hora de la noche, ya en calzones, ya a pie o a caballo, se dejaron ir en desbandada sobre la inmensa bola de lumbre, para atraparla, algunos lograron lazarla, pero se les escabullía, y uno que otro logró darle alguna pedrada, y se oían los gritos de la atribulada mujer, dicen que luego de casi cuarenta minutos, se apareció su hijo Tulio convertido en nagual, y se abalanzó contra la plebe, su tamaño y su magnificencia los asustaron haciéndolos huir, así fue como la turba se desperdigó, pero se fueron contentos por la distracción que el hecho les había proporcionado, y contentos porque mañana por la mañana, cuando se supiera de una mujer que amaneció golpeada de manera inexplicable, se enterarían quien era la misteriosa de la bola de lumbre...