jueves, 19 de noviembre de 2009

EL PADRE QUIROZ


La última vez que lo vi, fue para decirle adiós, pero recordamos historias viejas y me pidió que recordáramos juntos las canciones de Chametla, y las entonamos juntos…

Una de aquellas historias nos ocurrió el día de la cruz –un tres de mayo-, de un año de aquellos, de cuando yo era su monaguillo: llegamos oscureciendo a la capilla de san Pedro en Chametla justamente, cuando abrió la puerta del costado izquierdo para entrar por ahí, porque yo tontamente olvidé las lleves de la sacristía….

Justo al abrir, un fuerte aire se introdujo intempestivo, la veladora que estaba encendida a un costado del altar, y que según el padre me explicó, significa la presencia de Cristo, se apagó de pronto; el padre recitó una oración y se santiguó alarmado, aunque no quiso asustarme, me di cuenta de su inquietud, pero confié en él.

Entonces nos aproximamos a través de las bancas hacia la puerta a un costado del ambón, pero increíblemente las bancas nos cerraron el paso, sentí un retortijón en el estómago y las piernas se me aflojaron, pero el padre no dijo nada, yo intentaba buscar su mirada para escuchar sus palabras tranquilizadoras, pero el no era de esos, aunque a su modo me demostrara su cariño, no tenía tacto para decir las cosas, así es que era mucho lo que esperaba de él…

La cosa se puso peliaguda cuando hicimos las bancas a un lado para seguir nuestro camino, yo cargaba entonces una mesita que usamos para la misa en la capilla de la cruz, él en sus manos traía –¡gracias a Dios!-, el agua bendita, el misal y otros enseres., inesperadamente, la inmensa puerta se agitó con fuerza y se estrelló en su quicio, ambos volteamos visiblemente alterados para ver que era lo que ocurría, nuestras miradas se encontraron interrogantes y temerosas, sin embargo el era el valiente, y tenía que darme valor y seguridad, entonces empezó a rezar en latín y repetir textos impronunciables para mi, fue cuando me di cuenta de que la cosa era en serio, porque el padre era de pocas pulgas y cuando yo esperaba que gritara a alguien afuera que nos estaba jugando alguna broma, él se puso con su rostro extrañamente lívido, a rezar con la mayor seriedad, ahí fue cuando una vez mas el estómago, se me agitó lleno de pavor y no supe que hacer, junté las piernas y las rodillas se me doblaron, arrojé la mesita y caí como en éxtasis mirando con cara de angustia al padre que arrojaba agua por todos los rincones y me miraba con cara de “Levántate, cobarde” entonces hice el intento y saqué fuerzas de flaqueza para caminar a su lado pero he ahí el acabose: cuando al dar la espalda al altar, oí el gemido mas lastimero y tenebroso que mis oídos habían imaginado jamás…

Yo pensaba en la vela apagada y sabía que si Cristo no estaba ahí, ¿entonces?...

Un quejido seguido por otro que trasmitían una angustia y un dolor indescifrable unas gotas de sudor que bajaban por nuestros cuerpos temblorosos, un miedo de locos que nos envolvió inevitablemente, agua bendita por allá, rezos en lenguas raras, sonidos alterados, bancas que se estrellaban unas contra otras, aire de tornado dentro del templo.
Eentonces optamos por retroceder; salimos en silencio, nos sentamos afuera sin decir palabra y cuando la euforia pasó el padre trató de explicarme de mil maneras lo ocurrido, -estoy seguro que ni siquiera el sabía que había pasado-, me dijo que en los templos se daba misa de cuerpo presente a los difuntos y en virtud de que era el ultimo lugar que visitaban antes de ser sepultados, volvía ahí, cuando tenían algún pendiente en la tierra…

Yo sé que eso lo dijo por darme una explicación, ante lo increíble, en realidad no había mucho que decir, era algo que compartimos y que no era necesario entender, decidimos guardar las cosas a la mañana siguiente y así nos despedimos, yo salí a la calle en donde la vida seguía su curso normalmente, nunca le pregunté donde durmió o como entró, preferí no recordar lo ocurrido, hasta esa vez, antes de su muerte, ahí en su lecho del segundo piso del templo del “Sagrado corazón” en el pueblo del Pozole, donde fue sepultado días después de esa conversación y en donde en recuerdo a esos días compartidos, velé su cuerpo sin vida en aquel templo, la noche entera de su adiós definitivo, acompañado solamente por mi amiga Armida y Yolanda, mi amada Yolanda…

Lo que dijo HELIODORO DÍAZ en "El Universal"


...EL UNICO ESPACIO RECONFORTANTE ES HACIA EL SEGUNDO ACTO, CUANDO APARECE EN ESCENA NACHO (FERNANDO BARRAZA), QUIEN CON VERDADERA AGILIDAD LOGRA DIVERTIR A LOS ESPECTADORES EN UN ÁGIL DISCURSO AL ESTILO DE LAS CARPAS DE ANTAÑO O LOS INGREDIENTES DEL "BLANQUITA", DONDE MORCILLAS Y RÉPLICAS DEL PÚBLICO NO SE DEJAN ESPERAR FLUYENDO CON AGILIDAD ADMIRABLE. PASADO ESTE EUFÓRICO MOMENTO, LA OBRA VUELVE A SUMIRSE EN UN..."

lo que dijo maru paez en el "ESTO"


"MENCION APARTE MERECE FERNANDO BARRAZA -nacho- QUIEN DEFINITIVAMENTE LOGRA ECHARSE AL PÚBLICO A LA BOLSA MEDIANTE SU SIMPÁTICA CARACTERIZACION..."