sábado, 5 de marzo de 2011

LECTURA DE CARTAS

Primero creí que se trataba de un adivino y después de un impertinente, primero, porque no concebía la lectura de cartas a no ser que un impostor tratara de adivinar el futuro, después, porque no creía a alguien capaz de atreverse a leer en publico las intimidades de alguien, en todo caso, si alguien no sabia leer, por lo menos la lectura debería de hacérsele en privado, pero no; la lectura era frente a todos y a una hora determinada de la tarde…
Así era, y por eso me sorprendí aquella tarde cuando mi tía me pidió que fuera a la casa del güerito Montaño porque ya iba a leer las cartas.
Sorprendido y estupefacto me dirigí a la casa del susodicho, cuando divisé una enorme cantidad de gente aglomerada a la puerta de la misma, algunos levantaban la mano como si de una subasta se tratara, otros gritaban eufóricos y algunos se lamentaban en silencio.
Enteramente sorprendido me acerqué con la mortificación propia de mi edad y especialmente porque no entendía la reacción de los presentes cuando leyeran la carta de mi prima Leonor, que era la que esperábamos.
Sin embargo, tras unos minutos de permanencia en la banqueta del mentado güerito, pude captar el meollo del asunto; las cartas se leían, era verdad pero solo el nombre del destinatario, y como era tan común la frase de que van a leer las cartas, siempre mantuve la idea errónea.
Poco a poco entendí el trabajo del güerito, y al escuchar el nombre de mi tía, simplemente levante la mano y se me entregó la carta. Después se me hizo costumbre asistir a la lectura de cartas. Fue el primer contacto que tuve con el güerito Montaño, días después cuando se trasmitió por televisión la final del concurso Miss Universe e invitó a mi prima Leonor (en ese entonces mi tía), lo vi junto con ellos, si mal no recuerdo estaba el profe Gil, el Urbano Álvarez, el Juan Murillo, la Leonor Herrera, y por supuesto el güerito, yo solo entre tanto adulto a quien admiraba tanto, por cierto ganó la corona la representante de Trinidad y Tobago, una mulata preciosa.
Pasados los años luego de que mi amiga Mónica Zúñiga representara a México en Seúl, en ese mismo concurso y que incluso mi propia hermana fuera finalista, ya no me sorprendían tanto esos menesteres, pues los viví de cerca, incluso fui parte de ellos.
En fin, pasado el tiempo como dije antes, regrese a Botaira y de nuevo vi al güerito Montaño, incluso formé parte de su grupo de oración -ese de la casita-, y convivimos un tiempo, por desgracia actualmente me resulta imposible por el traslado y la hora de reunión, pero en cuanto me sea posible estaré de nuevo en su hogar por el placer de estar nomas y por el placer de encontrarme con don Benja y su esposa y el Beto Peña la Briseida y el cuate y demás asistentes…
Si: me encontré nuevamente al güerito pero no me leyó ninguna carta, ahora compartíamos opinión sobre las cartas de los corintios o de quien viniera al caso, ahora el güerito ya no lee las cartas, ya la modernidad alcanzo a Chametla y las cartas llegan por medios cibernéticos…
Por eso la nostalgia de los años de mi adolescencia vividos en Chametla, por el recuerdo de gente a la que admiro y respeto, por eso; nomas por eso escribo del güerito y la lectura de las cartas.

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